Perfil

Siempre me han fascinado los colores y el arte. 

De adolescente, descubrí el arte abstracto, primitivo y oriental, durante las visitas a los museos y gracias a los cursos organizados fuera del marco escolar por un profesor. Desde entonces, esta atracción se ha reforzado constantemente.

Aunque mis estudios de literatura (3er ciclo) me llevaron durante mucho tiempo al lado de la escritura, siempre me ha cautivado todo lo que se desprende de las palabras para suscitar emociones.

Pero, hasta marzo de 2011, aparte de algunos intentos insatisfactorios, no ejercía. 

Los ordenadores, que han formado parte de mi mundo durante casi cuarenta años, me "desbloquearon". Más concretamente, el descubrimiento de un generador fractal. 

Entonces empecé a crearlos, a "empujarlos", a jugar con sus límites y a desarrollar un proceso creativo. Al principio, trato de "borrar" su aspecto tan iterativo, de permanecer en el límite entre la simetría, la repetición y el caos. Los asocio con texturas, fotos, elementos de la pintura digital y utilizo el potencial de las capas, los modos de fusión, etc. Para no caer en el proceso, siempre favorezco la experimentación y me gusta dejar un poco de espacio al azar.

Mi ambición es abrir, sin usar palabras, las puertas de la imaginación, de las emociones. Para mí, se trata de "dar a ver", como decía Éluard, y no de explicar o indicar lo que hay que ver.

Por eso no intento guiar a nadie en su lectura o interpretación titulando mis creaciones o proponiendo un texto de acompañamiento. El encuentro entre la obra y el espectador se convierte en el lugar de un verdadero intercambio, el espacio de una fusión entre formas, colores, atmósfera y experiencia, experiencia y sensibilidad.

Los colores del mundo: un proyecto iniciado en 2019

El colorido universo de la naturaleza, incluso cuando es maltratado por el hombre, es una fuente inagotable de inspiración. Una herramienta informática, utilizada antes de la concepción de los fractales, me permite "robar" los matices de una imagen; tanto si muestra lo infinitamente pequeño como lo inmensamente grande. 

Poco a poco, los paisajes otoñales, Júpiter, los ladridos notables, las mariposas, los ojos de los animales... empezaron a puntuar mi trabajo. 

Y, en 2019, esta tendencia se convirtió en una serie. Luego se convirtió en un proyecto a largo plazo llamado "Los colores del mundo".

Arrecifes de coral, marismas, arrozales, estanques de deshielo de los glaciares islandeses, lugares insólitos... me permiten explorar los matices, la riqueza y la infinita variedad de nuestro universo, tan hermoso, pero tan frágil.