Perfil

Cuando estoy frente al lienzo en blanco, nunca sé qué va a salir, porque he comprobado que la imagen va apareciendo, como si siempre hubiera estado allí. 
Pasa esto supongo, porque se logra una síntesis a nivel mental, a veces no aparece facilmente. Toda esta experiencia que vivo día a día con mis pinturas se desarrolla desde que dejé de copiar. 

En los años 1980 al 2000, encontraba en la fotografía un aliado, photoshop era un recurso para bocetar rápido, de allí, pasar a la tela, si bien no era una tarea manual, porque siempre hay que adaptar lo fotográfico a lo pictórico, se parecía bastante. Se llega a depender de estos recursos. 

Sospecho que rompí con esta dependencia cuando retomé el dibujo, unos años después. Se libera la mente con el dibujo. 
Luego me concentré en los materiales, como si fueran apenas conocidos, los empecé a usar de otro modo, en la expresión gráfica y pictórica que estos utensilios, sean pinceles o cepillos, tintas, acrílicos o lo que sea, tienen para dar, para proponer. Entré en la etapa de lo no figurativo, no literario, no publicitario, solamente pintura. 

Tal vez ya hayan pasado unos años, pocos, pero no copio, no figuro, solo sigo a la suerte que quiera explayarse en mis lienzos. Entiendo más de pintura de esta manera, afortunadamente he visto mucha obra de artistas celebrados por la historia del arte; lo más importante que me trasmitieron  sus obras es la independencia de normas, consejos, reglas y condiciones.

Muy conversado es el anhelo de los grandes artistas a volverse niños en su trabajo, he sido maestra de niños y he aprendido con ellos a soltar. Eso tiene mi pintura actual, una especie de ausencia de pretensiones, solo quiere ser eso, pintura. No es, ni intuitiva, ni ingenua, nada de eso, una vez que aparece hay que emplear todo lo aprendido en hacerla lucir lo más auténtica posible. Hay que trabajar.